Un joven artista Elliot Túpac Urcuhuaranga nos presenta el testimonio íntimo y personal de su romance con la tipografía iridiscente, apasionamiento que le ha permitido llevar a un nivel más complejo y sofisticado el poderoso proceso estético creativo construido por su familia a partir de su originaria tradición textil, especializada en los bordados Wankas.
Su padre Fortunato Urcuhuranga estuvo ligado con el desarrollo de la incipiente plataforma musical masiva conformada por los coliseos ubicados entre la Parada, Cerro San Cosme, Cerro el Pino y El Agustino, en pleno corazón de la Lima provinciana. Esa relación le permitió generar, proponer e innovar junto a otras familias que apostaron por la serigrafía para hacer empresa, desarrollando estas atractivas formas de convocar la atención del público en torno a esa insurgente y novedosa industria cultural que fundó su horizonte en la apropiación de colores, diseños e iconografías surgidas de los textiles que pueblan los trajes tradicionales para luego, trasladarlos a las banderolas y al cartel.
Una insurgencia estético popular de los albores del nuevo arte sonoro urbano impulsado por la movida tropical andina, cumbia peruana o chicha, difundida en locales como la Carpa Grau o la Playa Central y desde la sintonizada programación radial en amplitud modulada y posteriormente a la exclusiva frecuencia modulada que la proletaria industrial musical dio cabida a esa modernidad otra, muy distinta a la que les fuera negada a sus mayores.
Es así como una segunda generación de provincianos, los hijos de la migración, crearon sus propios referentes y una nueva identidad urbana que no ha dejado de democratizar desde abajo a la Ciudad Capital y, en consecuencia, de transformar la república.
Elaborado por César Ramos
Antropólogo y curador independiente.
La muestra se está llevando a cabo en la galería Municipal Pancho Fierro ubicada en el Centro de Lima y estará abierta al público hasta el 18 de noviembre. No pierdan la oportunidad de visitar esta galería porque vale la pena.