La agonía de Rasu Ñiti: Danza de tijeras

“El genio de un dansak depende de quién vive en él: ¿el  “espíritu” de una montaña(Wamani); de un precipicio cuyo silencio es transparente de una cueva de la que salen toros de oro y “condenados” en andas de fuego? O la cascada de un río que se precipita de todo lo alto  de una cordillera; o quizás sólo un pájaro, o un insecto volador que conoce el sentido de abismos, árboles, hormigas y el secreto de lo nocturno alguno de esos pájaros “malditos” o “extraños”, el hakakllo, el chusek o el San Jorge, negro insecto de  alas rojas que devora tarántulas”.

La cita pertenece al cuento de José María Arguedas titulada “La agonía de Rasu-Ñiti”, publicada en 1962. En esta pequeña narración el autor  cuenta las últimas horas de un bailarín de tijeras o dansak, quien utiliza las pocas fuerzas que le quedan para bailar mientras agoniza, en el momento en que está bailando éste hace sonar sus tijeras para dirigirse a su señor cóndor o Wamani. Estos sucesos ocurren en presencia de toda la comunidad que se acerca para poder presenciar este gran acontecimiento; también estarán presentes su familia, músicos y su discípulo.

El baile de las tijeras es propio de las provincias peruanas de Ayacucho, Apurímac y Huancavelica;  es un baile grandioso lleno de muchas acrobacias y pasos difíciles que se ejecutan al ritmo del arpa y violín. Hay que tener en cuenta que estos danzantes usan vestuarios muy llamativos, coloridos, con espejos y bordados propios de sus comunidades. Los bailarines creen en rituales de dioses llamados wamanis que invocan al bailar y que los buscan en su muerte.  En este cuento, Pedro Huancayre quién es el protagonista de esta narración, se considera hijo de un dios montaña, al que tiene que recibir en su agonía danzando, para eso hace llamar a sus músicos y a su joven aprendiz quien le sucederá en la comunidad como nuevo danzak.

En esta narración se presenta al indio como un poblador ( no es cualquier comunero, es el dansak) que está más preocupado por salvar su cultura ancestral que su vida, en el caso del personaje principal de este cuento que es Pedro Huancayre se puede notar que a medida que va bailando y haciendo las diversas acrobacias siente un malestar (propio de la agonía porque su muerte está muy cerca); sin embargo, esto no es un impedimento para que siga bailando ya que es obvio que para él,  la sobrevivencia de la cultura está por encima de su vida.

rasu-ñiti-estoicismo

Si analizamos estos actos en el contexto actual, muchos antropólogos mencionan que es imposible que un comunero arriesgue su vida por su cultura, que nunca éste se hará daño por el simple hecho de desear que su cultura prevalezca. Sin embargo; aunque resulte sorprendente,  muchos comuneros hoy en día afirman que por su cultura son capaces de todo. Pues ese sentimiento colectivo de vivir y querer despertar el espíritu de los wamanis es mucho más fuerte que cualquier otra cosa.

Quizás algunos  lectores de este cuento han interpretado estos acontecimientos como algo mágico, exagerado e imposible, ya que ninguna persona puede ser capaz de morir por su cultura. Sin embargo; sería importante mencionar que a mediados de  Mayo y en Junio  se celebra en Cuzco la adoración al Señor de Qoylluriti, donde los danzantes llamados Pablos son escogidos para clavar cruces en la cima de un nevado. Por lo tanto ellos peregrinan hasta llegar a ese lugar y corren el riesgo de morir durante el trayecto; sin embargo, su fe es tan gran que aquello no es  impedimento para adorar a sus dioses.

En este cuento, al referirme sobre el estoicismo andino trato de decir que el personaje puede presenciar su muerte con el fin de no ver aniquilada su cultura. Esto resulta muy interesante. Entonces aquella acción implica que éste mantiene su identidad hasta al final.

Espero les haya gustado este análisis  realizado en base a la obra literaria de José María Arguedas. Hasta la próxima.

         ARGUEDAS, José María

2004 La Agonía de Rasu Ñiti. Bogotá. Editorial Norma.